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18 »No los abandonaste ni siquiera cuando hicieron
    con metal una imagen de un becerro
y dijeron que ese era el dios
    que los había sacado de Egipto.
Cuando te ofendieron tanto,
19     no los abandonaste en medio del desierto,
    por tu gran bondad.
La nube no dejó de guiarlos en el día
y la columna de fuego en la noche,
    no dejó de alumbrar el camino que debían seguir.

20 »Les diste tu buen Espíritu para que les enseñara.
    No les quitaste tu maná para alimentarlos
    y les diste agua para calmar su sed.

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